¿Qué es un símbolo? La palabra “símbolo” proviene del latín simbŏlum y ésta del griego σιμβoλoν simbolon,
que es la forma de exteriorizar un pensamiento o idea más o menos
abstracta. Es como el signo o medio de expresión al que se atribuye un
significado convencional y en cuyo origen se encuentra la semejanza,
real o imaginada, con lo significado.
De acuerdo al diccionario de
Zaniah, un símbolo es una figura, una pintura, una escritura, una forma
alegórica o un emblema u objeto al que se le asigna una significación
especial.
El símbolo es una manera intuitiva de representar
aquello de lo que no tenemos concepto, y una vía de acceso no teórica a
lo intangible. El símbolo transforma una idea en una imagen que aún
expresada en todas las lenguas se mantiene inalterable.
Lo que dicen las cartas
Para
el estudio de cualquier ciencia es necesario conocer previamente el
lenguaje en el que se expresará y no siempre el lenguaje que se utiliza
son palabras o conceptos concretos. Los símbolos no pueden ser
aprendidos como un idioma cualquiera. Para la interpretación de los
mismos se hace necesario entrenar la mente de una manera especial para
poder comprender y expresar en este lenguaje las intuiciones que
surgen. Hay muchos métodos para el desarrollo el "lenguaje de los
símbolos". El más sintético -y uno de los más interesantes- es el Tarot,
cuya esencia está contenida en los arquetipos universales que
representan sus imágenes y -aunque su origen está en el olvido- no hay
duda que es uno de los códigos herméticos más completos.
El Tarot es
un libro basado en imágenes y símbolos cuyas láminas se articulan entre
sí constituyendo un código, es un sistema en sí mismo y una tirada
corresponde a un determinado propósito: crear un sincronismo entre una
serie de elementos que permitan a través de los mismos poder analizar
las claves del pasado para indagar en el presente con el fin de
construir un futuro mejor.
Hasta el mínimo detalle de forma o color tiene un significado en el Tarot, así como la disposición de sus arcanos (del latín arcanus: secreto recóndito, cosa oculta y difícil de conocer) y la tirada que vayamos a utilizar.
La
orientación de la cabeza de un arcano, nos va indicar hacia dónde
irradia su influencia hasta el punto de “hacer suya” una acción en la
tirada. El beneficio o perjuicio de las personas con las que se
relaciona el consultante o las obras que emprenda estará dado por las
cartas que rodean a aquello que significa: eso se denominará “teñido”.
Si un arcano está rodeado (teñido) por cartas positivas, la acción será
favorable; de otro modo, significará lo contrario. Si está tocado por
los arcanos llamados “de movimiento” marcarán viajes, o nos indicará
nuevos comienzos.
En ese sentido -y entre los arcanos mayores- una carta que evoca un enorme impulso de energía creadora es el Loco,
el arcano sin número. Tradicionalmente, se lo asocia con el número cero
pero algunos autores lo colocan con el número XXII. En la antigüedad,
este arcano era considerado el más importante de todo el mazo. Dio
lugar, en las barajas tradicionales, al personaje del Comodín, una carta
que puede representar a todas las otras sin identificarse con ninguna.
El
Loco representa al eterno viajero que anda por el mundo desprendido de
toda necesidad y cuando se dirige hacia una carta, la impregna con su
enorme energía creadora, aporta fuerzas a un nuevo proyecto, lugar o
relación y nutrirá con esa impronta a las cartas que la rodean. Una
carta sola nos brindará una imagen, pero no es sino hasta dentro de la
totalidad de la tirada que cobrará su real sentido.
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